sábado, 26 de marzo de 2011

Una fuerza, un impulso, una caricia, una sonrisa, me llegan a intentar alcanzarte. Lograr y recuperar el aliento que una vez se tragó la tierra bajo mis pies. Poder profundizar en todo aquello cuanto me perturba. Romper, silenciar voces y ecos sordos a mis oídos que se enmudecen en pequeñas milésimas de minuto. Y pensar y vivir que todo ocurre por alguna razón, que no sabes como va, que ahora es cuestión de que la marea te lleve y te eleve hacia lo más alto. El tiempo ha enmudecido para mi. Las agujas del reloj han parado y ya no hacen su constante amargo tic-tac.

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